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Inspiración

Hoy leí una pregunta que me vi obligada a responder,

“¿Qué te inspira?”

No tardé mucho en dar mi respuesta: Dios. Pensar en la inmensidad de Dios, su majestad, su gloria y su poder me inspira a escribir. Con sólo considerar el amor de Cristo, su sacrificio y, más que nada, cómo camina conmigo todos los días… Sí, Dios me inspira.

Pero la verdad es que hay muchas otras cosas que me han inspirado a escribir, sea un poema, un cuento o unos cuantos párrafos. Hay ciertas cosas que en cuanto las veo, mis dedos ansían poseer una pluma y un papel. En otras ocasiones veo mi objeto de inspiración miles de veces antes de recibirla. En ocasiones, sé que algo me debe inspirar pero me es difícil encontrar las palabras adecuadas.

Yo sé que esto no es lo que normalmente comparto, sin embargo, hoy quiero mostrarte la lista de mis inspiraciones. Quizás veas en mi lista situaciones tristes u objetos insignificantes. Algunas cosas te darán risa, otras te sorprenderán. Pero no es por eso que te digo lo que me inspira. Lo divulgo porque cada uno de nosotros tiene un talento, un arte. Dios nos dio ese “algo” para que lo usáramos para Su gloria. Quizás tu arte sea la fotografía, el dibujo, la música, o la cocina. Mi arte son las palabras. Y quizás lo que me inspiró a mí te inspire a ti.

–       La adoración un domingo en la mañana

–       Un día nublado

–       Una buena predicación del evangelio

–       Eleo

–       Una gota de lluvia que se desliza por la ventana

–       La vista desde un avión

–       Mis papás

–       Un versículo de la Biblia

–       El viento cantando con los árboles

–       La muerte de un conocido

–       Buenos amigos

–       La charla de un riachuelo con las piedritas de su fondo

–       Estar sola esperando al camión

Ahora, te toca compartir. ¿Qué te inspira a tí?

Efesios 5:19,20

“…hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”                         Efesios 5:19, 20

El otro día mientras leía este versículo me di cuenta que hay una relación entre las acciones que se encuentran en estos versículos.

– entre vosotros (hablar)

– en vuestros corazones (alabar)

– a Dios (dar gracias)

Cada una de estas acciones tiene como resultado el siguiente.

Primero, debemos darle gracias a Dios por todo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Esto llevará a que en nuestros corazones cantemos y le alabemos. El resultado natural de eso es que entre nosotros hablemos con salmos, himnos y cánticos espirituales.

El efecto también funciona al revés. Si entre nosotros hablamos con salmos, himnos y cánticos espirituales, cuando estemos sólos vamos a alabar a Dios en nuestros corazónes y eso terminará en agradecimiento a Dios.

Esto quiere decir que vamos a pasarnos la vida cantando? No creo, a menos de que te guste cantar muchísimo, y eso está bien. 🙂 Pero, el punto es tener una actitud de alegría. Si hablamos de lo bueno que ha sido Dios con nosotros, eso nos hara alabar y agradecerle en privado. Si le alabamos y le agradecemos en privado, sólo es natural que hablemos de lo que agradecemos con otros porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Así que, empieza a expresar el gozo de tu salvación por un lado o por el otro y verás que afectará toda tu vida para bien.

Guiado por el Espíritu…

Uno de los mensajes que más disfruté en la conferencia de Ixtapa, fue el de mi papá sobre cómo saber si es el Espíritu Santo el que te guía, o tus emociones. Y es tan importante saber eso al tomar decisiones, sean grandes o pequeñas.

Aquí les comparto el primer punto del bosquejo que dio y lo que aprendí de eso.

Leyó en Lucas 4:1, «Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto». Romanos 8:13, 14, «porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.» y luego leyó en Gálatas 5: 17, 18, «Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.»

1. El control del Espíritu Santo

Es esencial que el Espíritu controle cada aspecto de mi vida antes de esperar que me guie en las «grandes» decisiones que voy a tomar.

Si hay algo en mi vida que está fuera de control, no me estoy dejando guiar por el Espíritu Santo. Por ejemplo, si me cuesta trabajo dejar de comer cuando estoy llena, no me estoy dejando controlar por el Espíritu Santo. Si veo una bolsa en la tienda que me encanta y lo compro aunque no lo necesite, no me esoty dejando controlar por el Espíritu Santo. Si malgasto horas en el internet pensando, «Sólo voy a ver un video más.» o  «Sólo me falta checar las fotos de tal persona.» cuando tengo otros deberes, no estoy bajo el control del Espíritu Santo. Si no puedo dejar de hacerlo, estoy fuera de control y estoy dándole la espalda a la dirección del Espíritu Santo.

Si dejo que él me guie en lo pequeño, (una oportunidad para declarar que soy cristiano; un momento en que puedo decidir quedarme con 2 pesos o caminar dos cuadras de regreso para dárselos a la persona que me dio más cambio de lo que era; una tarde en que decido no gritarle a mi hermano cuando toma algo mío, sino pedírselo con ‘porfavor’, etc.) entonces será más fácil ver cómo me está guiando en lo grande (al decidir si debo conseguir un empleo o seguir estudiando, al cambiarme de ciudad o casarme). Toda, repito, toda mi vida debe estar bajo la guia del Espíritu Santo para que me guie en lo ‘importante’.

Eso fue lo que aprendí el primer punto del ministerio de mi papá. Fueron nueve puntos y espero cubrirlos todos aquí en el blog en las próximas semanas.

Felipe

En las próximas semanas me gustaría compartir algunas de las cosas que aprendí en las conferencias de Galvantepec e Ixtapa.

Aquí, de la conferencia de Ixtapa.

En Hechos 8 se encuentran dos historias sobre Felipe, pero la que más se conoce es la segunda.

En la primera historia, Felipe predica el evangelio y muchos se convierten. Entre ellos un Simón, famoso por sus ‘ milagros’. Simón se bautiza y sigue a Felipe hasta que llegaron Pedro y Juan. Pedro se dio cuenta de que Simón realmente no era salvo y cuando quiso comprar el Espíritu Santo lo regañó. Imagínate la tristeza y pena que le ha de haber dado a Felipe.

Una persona conocida que había dicho ser salvo y él lo había bautizado, sólo para que después el apóstol Pedro le dijera que no lo era. Si yo estuviera en esa posición estaría molesta, triste, apenada y me sentiría como una novata ignorante. Y cuando el Espíritu Santo me quisiera guiar a otra obra, dudo que lo seguiría porque estaría demasiado ocupada sintiéndome tonta.

Pero cuando el Espíritu Santo le dijo a Felipe que fuera al desierto a encontrar al etíope él obedeció. Y esa es la historia que hizo famoso a Felipe.

Así que, quisiera animarte con esto: vas a fallar, te van a engañar y vas a cometer errores penosos pero Dios aún te quiere usar, tiene grandes propósitos para ti. Debes estar dispuesto a seguirle a Dios, y si te caes, a levantarte para seguir siguiéndolo.

Volver a Egipto

Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos; al cual nuestros padres no quisieron obedecer, sino que le desecharon, y en sus corazones se volvieron a Egipto… Hechos 7: 38, 39.

Como ustedes saben, Egipto en la Biblia representa el mundo y el martes pasado cuando leímos este versículo en el estudio bíblico noté esta frase como nunca antes: «y en sus corazones se volvieron a Egipto».

Allí en el desierto estaba un montón de gente que viajaba a la tierra prometida. Cierto, su vida era difícil en ese momento, pero todo mundo sabía que iban a la tierra que fluía leche y miel. Dios había provisto todo lo que necesitaban – y aun más – de una manera maravillosa. Dios estaba cumpliendo su promesa hecha años antes y les había rescatado de una vida terrible. Con todo eso, cuando iban en camino a la tierra prometida, sus corazones se volvieron a Egipto. Tenían un pasado terrible, un futuro maravilloso y sus corazones se volvieron a Egipto.

Esto me hizo preguntarme yo si mi corazón se había vuelto a Egipto. Yo también fui redimida de una manera maravillosa. Dios provee todo lo que necesito y más. Dios siempre escucha mis oraciones y nunca estoy sola. Tengo un pasado pecaminoso y un futuro asombroso por delante, y mi corazón se vuelve a Egipto.

Por qué? Cómo es posible que las series de televisión que abiertamente aprueban lo que Dios llama pecado me llamen la atención y tomen mi tiempo? Cómo es posible que la forma en que se viste el mundo me llame la atención si Dios ha dicho que no quiere que me vista de una manera ostentosa? (Y los hombres también pueden ser ostentosos. Yo he visto unos peinados que… ) Cómo es posible que yo recuerde con nostalgia mis actividades en ‘Egipto’ cuando sólo me dejaban vacía? Cómo puedo extrañar mis ídolos muertos (algún cantante, el trabajo, algún amor platónico, los videojuegos, algún deporte, etc.) cuando  fui llamada a servir al único Dios vivo y verdadero? Cómo es posible ver al mundo desde mi ‘desierto’ y creer que allá me iba mejor, si servía a un amo cruel e implacable, teniendo ahora un amo tan generoso, paciente, bondadoso y misericordioso?

Amigos, no dejemos que nuestros corazones extrañen a Egipto. Por más que nuestra vida hoy parezca desierto, salimos de una esclavitud enjoyada de falsedades para tener vida y tenerla en abundancia.  (Juan 10:10)