Uno de los mensajes que más disfruté en la conferencia de Ixtapa, fue el de mi papá sobre cómo saber si es el Espíritu Santo el que te guía, o tus emociones. Y es tan importante saber eso al tomar decisiones, sean grandes o pequeñas.
Aquí les comparto el primer punto del bosquejo que dio y lo que aprendí de eso.
Leyó en Lucas 4:1, «Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto». Romanos 8:13, 14, «porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.» y luego leyó en Gálatas 5: 17, 18, «Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.»
1. El control del Espíritu Santo
Es esencial que el Espíritu controle cada aspecto de mi vida antes de esperar que me guie en las «grandes» decisiones que voy a tomar.
Si hay algo en mi vida que está fuera de control, no me estoy dejando guiar por el Espíritu Santo. Por ejemplo, si me cuesta trabajo dejar de comer cuando estoy llena, no me estoy dejando controlar por el Espíritu Santo. Si veo una bolsa en la tienda que me encanta y lo compro aunque no lo necesite, no me esoty dejando controlar por el Espíritu Santo. Si malgasto horas en el internet pensando, «Sólo voy a ver un video más.» o «Sólo me falta checar las fotos de tal persona.» cuando tengo otros deberes, no estoy bajo el control del Espíritu Santo. Si no puedo dejar de hacerlo, estoy fuera de control y estoy dándole la espalda a la dirección del Espíritu Santo.
Si dejo que él me guie en lo pequeño, (una oportunidad para declarar que soy cristiano; un momento en que puedo decidir quedarme con 2 pesos o caminar dos cuadras de regreso para dárselos a la persona que me dio más cambio de lo que era; una tarde en que decido no gritarle a mi hermano cuando toma algo mío, sino pedírselo con ‘porfavor’, etc.) entonces será más fácil ver cómo me está guiando en lo grande (al decidir si debo conseguir un empleo o seguir estudiando, al cambiarme de ciudad o casarme). Toda, repito, toda mi vida debe estar bajo la guia del Espíritu Santo para que me guie en lo ‘importante’.
Eso fue lo que aprendí el primer punto del ministerio de mi papá. Fueron nueve puntos y espero cubrirlos todos aquí en el blog en las próximas semanas.